martes, 29 de abril de 2014

Abril 29, 2014

¿Dónde está esa realidad que tildaban de ficticia, esa realidad imperfecta que, tal vez de un modo irracional pero convincente, llenaba nuestras vidas?
¿Cómo les explico a mis hijos, con qué cara les digo, para tranquilizarlos, "la vida es así"?
¿Lo es?
Recuerdo tardes de sosiego bajo un sol que se iba a descansar, para abrir paso a una noche plena de sueños, de anhelos, de expectativas infantiles, de alegrías mansas.
No había monstruos detrás de las puertas ni espectros debajo de las camas.
Latente estaba un mundo dispuesto para nosotros a ser explorado, a ser vivido con paciencia y curiosidad. Un mundo vasto.
Y las noches estaban llenas de los murmullos de las estrellas, de los cantos de la Naturaleza, de lunas empeñadas en repetir los mismos rostros conforme avanzaba el mes... y se acumulaban los años.
Y la familia. Mi familia. A mi lado.
El tiempo pasa, deshoja la flor de mi esperanza que unos fantasmas reales, crueles, carentes de piedad, amenazan con aniquilar.
¿Dónde está eso que era mi vida?

sábado, 26 de abril de 2014

Esto que llamamos...

No es malo pensar que un texto merece corrección. El trabajo verdadero tiene cicatrices, digo yo. Es como ver un atardecer, a la orilla del mar, del mundo, de ese pedazo de vida que anhelamos mantener eterno.

Una madre duerme a media noche. Su sueño no lo perturba este puñado de dudas, que iguala en cantidad a las estrellas del cielo primaveral.

Hoy digo: equinoccio en pleno marzo. Mañana, verano. Qué importa. Cuantas nueces deja caer un nogal, es cuantas dudas, multiplicadas por un millar, suelto al viento.

Unos dirán que soy pretencioso; otros que no valgo nada. Pero mi espíritu me dice que detrás de las palabras está el viento... feroz... como si nada... solo porque tiene que estar ahí.

¿Qué más da tener un nombre? ¿Qué más da tener nada? Al final... ¿qué es lo que permanece?

Te asesinan, te mutilan, te acaban.

¿A quién le importa?

Puede ser en un gimnasio, que vean el video de tu muerte en you tube. O tal vez, nadie lo vea.

Si no te matan, de veras. Vives en la orilla del miedo, de la realidad.

Tu colon se hincha, tanto como tu cuerpo... solo porque no puede rebasar el común denomidador: esto que llamamos hombre... o mujer... ser humano... esto que llamamos...

lunes, 21 de abril de 2014

Abril 18, 2014

Viernes Santo. Ayer murió Gabriel García Márquez (GGM), en Jueves Santo, como Úrsula Iguarán, su querido personaje de Cien años de soledad: otra coincidencia, de las que está llena la vida. 

Por este hombre, GGM, quise aprender a escribir. Ya "escribía" antes, desde la secundaria. Pero leer a GGM despertó en mí unas ansias tremendas de decir cosas. Como buen principiante, intenté imitarlo... ¡Y me salió tan mal! Hasta me atreví a asistir a un taller literario, donde pude confirmar mi ignorancia literaria. Haber leído y escrito mucho, no me hizo lector ni escritor.

Pasaron los años y con ellos muchas lecturas. Entré a otro taller y me di cuenta de que estaba peor que al principio: sí, había leído muchos libros, pero no les había puesto atención. Los leí mal. Y eso se nota en mis textos.

Escribía esta entrada, mientras los helicópteros volaban sobre la ciudad. Mi esposa preparaba la comida (que daríamos después de las siete de la tarde... pónganse en nuestro lugar, son cuatro días de descanso seguidos, hay que aprovechar dormir), me embarga una pena que no logro explicar. En mi cabeza bullen historias, pero no logro pasarlas al papel, no del modo que yo quisiera. Me gustaría que no sea la misma voz que se encuentra en lo que he escrito, que fuera algo diferente.

Las palabras deben decir algo, dicen. Solo deben contar una historia y nada más. No estoy de acuerdo: las palabras deben hacer algo más que contar. Deben hablarle a esa persona que somos, a quien nosotros mismos no nos atrevemos a dirigir la palabra, y decirle que no está solo en este mundo que llamamos realidad.

Las palabras están ahí, la hoja está en blanco: la mesa está puesta.

Buenas noches.


viernes, 18 de abril de 2014

Diario de Tehuani

Hoy compré "El último cuaderno" de José Saramago y se me ocurrió transformar este blog en un cuaderno de ejercicios y un diario. El objetivo del primero es publicar los textos que he presentado en el taller al que asisto; el del segundo, se explica solo.

JAT (entrañable amigo y compañero del taller) me ha preguntado en varias ocasiones si llevo un diario. No.
Me gustaría llevarlo, uno personal, propio y para mí. Por tanto, mi intención al modificar el perfil de este blog no es el de crear dicho documento íntimo. Más bien, me gustaría crear un diálogo que vaya más allá de la plática unipersonal que se crea con un diario personal: uno platicando con uno mismo.

Decir lo que pienso, solo para dejar un registro de lo que, en cierto momento, pensaba (hoy), y que con seguridad no será lo mismo en unos años (mañana). Muchas veces me he sorprendido al releer mis manuscritos; parecen escritos por otra persona, tanto que he llegado a preguntarme: yo escribí esto. Así que me gustaría sorprenderme en unos años y regresar a estas palabras y cuestionar al autor de ellas. Tal vez me guste, o quizás no. Pero una cosa será segura: quien las relea no será el mismo (yo).

miércoles, 2 de abril de 2014

Una tarde sin Facebook

[Facebook se cayó: no hay nada interesante qué hacer]

La realidad, el mundo, me rodea. Escucho a mis padres, allá abajo... ¡Qué hueva!

Enciendo el televisor. 

Un programa interesante: sobre las estrellas del espectáculo... pero son las viejas. Cambio de canal varias veces: una película gringa... repetida. Intento anclar mi atención en los canales de música. ¡Hey, esa rola me gusta! Qué pena que no haya aquí un botón de "Me gusta"... me entra la nostalgia. Tomó mi celular y entro al Facebook. Nada.

Vuelvo al televisor.

Un chef, que no sé quién es, prepara mole de pollo. Se ve rico... Creo que tengo hambre. Voy por un sangüich: dos rebanadas de pan... no, mejor tres... cuatro jamones... mostaza... ¡Y listo!

Estoy frente al televisor de nuevo. A ver... ¿Ya regresó Facebook? No. ¡Chingada madre! ¡Qué puto aburrimiento! ¡Oye, ese mole se ve bien rico! Mmmmm, no estaba mal este sangüich, eh.

Déjame ver qué más hay en la tele.

Mamá me grita desde abajo. Me pregunta si los voy a acompañar a hacer el mandado. No contesto. Pregunta, bueno grita de nuevo. "Está bueno, sí voy".

Pero antes, a ver, Facebook. Parece que regresó. "¡Mamá, mejor no voy! Tengo mucha tarea". Se va con papá, echando pestes. Así son ellas.

¡Falsa alarma! Pinche feis, ¿valiste madre o qué? ¡Ash!

Bueno, a ver qué hay en la televisión. ¡Mira qué ropa tan chida! ¡No mames! Ojalá y estuviera así de flaca. Ya no voy a busguear tanto. Mmmm, creo que me pondré a dieta. ¡Ay, pero eso de comer lechugas y hierbas, como las vacas, no me gusta! Bueno, ¡pero ya parezco una vaca! Ja, ja, ja, ja...

Neta que ya no aguanto este pinche aburrimiento. En la puta tele no  hay nada qué ver. Ojalá tuviéramos los canales tres equis. ¡De veras! A ver, bendito Internet. ¡Ay, no mames! No hay Internet. :(

Chingado. Bueno, deja veo ese programa gringo. Pinche doblaje, güey. Del nabo, la verdad. No. Mejor le cambio. ¡Ay, ya son del nabo todos los canales! Bueno, mejor le pongo en los videos. Así, ya de perdis, me entretengo escuchando música, mientras me pinto las uñas.

¿De qué color me las pintaré hoy? Negro. Sí, hace mucho que no uso ese tono. A ver, color negro, ¿dónde estás? ¡No pinches mames! ¿Se fue la luz? ¡Ay, no! ¡Ahora sí me da! ¡No mames! ¿Qué voy a hacer aquí sola sin tele ni Internet ni feis? ¡Qué pinche vida es ésta! ¡No mames! ¡Ojalá y hubiera un pinche botón de "No me gusta" y otro de "Chinguen a su madre"!