viernes, 4 de octubre de 2013

Breve crónica de mis pseudónimos

Hace veinticinco años (¡un cuarto de siglo!), cuando cursaba la secundaria, mamá compró un diccionario de la lengua náhuatl. El libro contenía una explicación de cómo sería la castellanización de su escritura y su correcta pronunciación a lo largo del tratado. De ese modo, nos evitaba la riesgosa empresa de estudiar los glifos originales. También explicaba, de manera breve, cómo era en general la sociedad azteca. Fue cuando me topé con la palabra tehuani. Creo recordar que era una palabra que se usaba para mostrar respeto hacia quien se le dirigía. Algo así, aunque no igual, al Don o Doña de la sociedades española y criolla.* Años después, ya en plena era de la Internet, escogí el sobrenombre porque me pareció simple de recordar y, basado en mis recuerdos, interesante.

Mi pseudónimo en el concurso de Composición a la Bandera fue Strauss. Lo escogí por uno de mis músicos favoritos de entonces: Johann Strauss hijo. Un nombre corto, fácil de recordar (según yo). Resulta que los miembros del jurado, todos, querían conocer a Strauss porque quedaron encantados con su ensayo. Strauss sólo dio su opinión del tema que ellos propusieron. Y le dieron el segundo lugar. Si tanto les había gustado, al grado de hacer una excepción y dejar la mención del segundo lugar para el final, como si fuera el primero, previo discurso aclaratorio de que querían saber quién carajos era Strauss, ¿por qué no le dieron, entonces, el primero? ¿Acaso hubo mano negra y la mención "honorífica" fue un premio de consolación? ¿O tal vez temieron que la honestidad de Strauss hiciera de las suyas en pleno concurso estatal, ante las autoridades del mismo rango? Eran otros tiempos.

En la universidad Luz del Norte firmaba poemas. O intentos de ellos. El origen de mi nombre (Norberto) es alemán y su traducción literal es la del poetastro que firmaba, como desquiciado, poemitas. A veces rubricaba ensayos; igual de malos. Este es un nombre largo que, con un poco de imaginación, contiene una referencia geográfica de mi residencia (en el norte de México). Junto a ese apasionado de la prosa poética Mictlampapepetl firmaba los propios. Lo inventé usando vocablos del náhuatl tratando de traducir Luz del Norte, aurora boreal, el significado de Norbert. Pero los habitantes de Tula llamaban a las auroras boreales Mixcoatl, Nube de Serpiente, que también era el dios de la caza (¿de verdad las auroras boreales se apreciaban en esas latitudes? A veces no sé si creer lo que leo en la Internet). En un arranque sentimental, romántico, universitario al fin (quieren comerse el mundo), pensé que si llegaba a ser un famoso escritor el pseudónimo Luz del Norte sería muy apropiado si aún vivía en el mismo lugar. Hoy la ingenuidad de antaño me roba una sonrisa.

*Busqué en los diccionarios en línea de náhuatl su significado y todos arrojaron que la palabra no existe. Sin embargo, está en los Manifiestos Zapatistas en náhuatl, también disponibles en la Red, que contienen una versión en español. Se encuentra al inicio de uno de los párrafos; así que los separé, conté y me remití a la versión en castellano. Nosotros. Volví al diccionario en línea, busqué el pronombre del español al nahuátl, tehuantin. ¿La habré soñado?



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