jueves, 19 de septiembre de 2013

El desafío

Bueno, no todo sale como uno espera. El cuento de El hurto, cumplió con el objetivo de trabajar los diálogos, excepto al final. No está clara mi idea y tuve que explicarla. Aunque no me considero escritor, cuando uno tiene que aclarar de viva voz sus textos, ha fallado como tal. El escrito tiene que darse a entender por sí mismo y no dejar lugar a dudas. Esto no sucedió con El hurto.

No es mi intención contar aquí la idea que tuve al escribir "El hurto". Sólo diré que me propuse, en lo absoluto, usar las acotaciones. Quise elaborar un cuento que fuera, única y exclusivamente, diálogos. Nada de ambientaciones o notas al margen que formen una imagen en la mente. Diálogo puro. Una conversación que, por sí misma, transmitiera la acción y despertara en la imaginación del lector esa atmósfera que no se requiere para el evento que relato.

Es ahí en donde el final fracasó.

Este relato corto fue, como dije en mi publicación anterior, un ejercicio solitario que hice en el 2005. Entonces lo concebí así como lo describo ahora: diálogo puro. Nada más. Es un reto mental que me he propuesto. Un desafío.

Espero no perder el enfoque literario que subyace aquí, ya que al escribir se busca crear arte a través de la autocrítica, que no es sino un ejercicio puramente racional.


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